lunes, 23 de mayo de 2011

Mi dieta óptima


Quisiera aclararos que esto no es régimen, que no me siento constantemente a prueba, que me permito cualquier comida en cualquier momento, pero que no me dejo guiar por impulsos y que, si hay algo que quisiera resaltar, es que tengo la capacidad de decidir lo que como de manera que me afecte lo menos posible, a mi objetivo de perder peso, si no a mi propia salud…
Por ello, me permito incluiros estas aclaraciones:
Aunque el objetivo final y claro es perder peso, lo que se pretende es tener un hábito alimenticio saludable, que te permita eliminar cuestiones incomodas de nuestro día a día, que van mermando poquito a poco, con ejemplos que ya he comentado antes, la regularidad en ir al baño, la posibilidad de comprar ropa, puesto que yo jamás he salido de compras, ir regularmente al baño, no tener tantos gases, despertarse por la mañana con una sensación de ligereza, y porque no? Subir la autoestima viéndote más guapetón!!
Aclaro esta parte, porque en mis infinitas salidas sociales, me veréis comiendo algo “prohibido” en las dietas tradicionales, pero aquí no, lo que se trata es de no tenerlo por costumbre y  sobre todo, tener armas para contrarrestar esa “salida de tono”.

A que armas te refieres si esto no es un blog violento…? Pues está claro, que nadie piense en  empezar a perder peso sin hacer ejercicio… a esto le dedicaré un post un día, a mi el ejercicio me motiva y encima, pierde calorías por un tubo, si te pasas un día, no te preocupes, siempre que no sea un atracón, puesto que con las calorías gastadas en el ejericio, es probable que incluso ese día, pierdas un poquito de peso…
Os voy a poner un ejemplo de lo que estoy hablando…

Hace poco, tras pesarme en una de mis sesiones con el equipo, pues decidí que ya estaba bien, que llevaba un montón sin ir a McDonald, ni corto ni perezoso, comí bastante cantidad y luego mi postrecito famoso, que no me lo quite nadie, vamos… Todo bien, todo feliz, jijaju… a la mañana siguiente, me desperté corriendo hacia el baño y esto se repitió hasta 4 veces durante todo el día y así recordé lo mal que sientan en el cuerpo estas alegrías.
Pues bien, ayer por la noche, se nos fue el santo al cielo y cuando fuimos a comer, ya eran las 23.30, y no nos daban de comer casi en ningún lado, fue entonces, cuando locos perdíos dijimos… McDonald!! Pero no me pareció inteligente, acabamos comiendo piquitos con jamón serrano, un yogur y cuatro galletas… sé que podéis decir que no es lo más sano a las 12.00 de la noche, pero fue muuucho mejor que caer en la tontería de hacerte daño!!

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