lunes, 23 de mayo de 2011

¿Por qué no?


Siempre he tenido la inquietud de saber qué es lo que se sentía dentro de un cuerpo sano, de un cuerpo, no delgado, pero sí saludable…
Siempre he sido obeso, yo prefiero llamarlo gordo, pero no sé cuantos se sentirán heridos, a mí,  obeso, me ofende más, jejeje… Lo dicho, os presento aquí una guía en forma de blog, en la que os contaré mi día a día sobre como perder peso de una forma inteligente, continuada y muy orientada a cambiar aspectos mínimos del día a día que hagan que todos se haga más fácil y llevadero.

Voy a contaros como es un día a día en mi vida, para que al final del trabajo de este blog, podáis apreciar bien la diferencia…
Nada más levantarme, pues iba al baño, y allí podía estar tranquilamente, como 25 minutos, tras eso, desayunaba, no de cualquier manera, me comía un bocadillo bastante cargado de cualquier embutido, con un zumo de naranja de 5 ó 6 naranjas, lo que viene siendo un tanque de zumo, acto seguido otra incomoda visita al baño de 15 minutos. La mañana se planteaba llena de gases y molestias estomacales, intentando el cuerpo recomponerse ante tales estímulos, una pesadilla de la que no era consciente, pero que me incomodaba.
Desde el desayuno a la hora de la comida, podían ocurrir varias cosas, que no comiera nada, que comiera algo dulce, como dos o tres donuts o que llegara a un catering o desayuno de negocios, y me comiera varios bollitos con embutido y después sus correspondientes napolitanas de chocolate… El resultado, era una mañana de pesadez en la que me molestaba el pantalón vaquero como si me azotaran con un látigo.

La secuencia de mis comidas siempre ha sido la misma, algo de beber, varios platos salados y un postre potente y muy dulce.
La hora del almuerzo podía ser de nuevo una fiesta, como no sabía que iba a almorzar al medio día, pues dilapidaba mi dinero en restaurantes, bares o sitios de comida rápida, había muchos días en que me hacía algo de comer la noche anterior para llevarlo al trabajo y la día siguiente no me lo comía, es decir, una gestión nula de la inteligencia y de la economía… De nuevo tardaba dos horas en comer, y llegaba repleto al puesto de trabajo, algo insufrible, pero era mi rutina y no me daba cuenta de que se podía estar mejor por dos razones, sentía que tenía que comer hasta reventar y la segunda es que no podía parar de comer lo que me gustaba, sin saber que había otras alternativas de alimentarse.
Normalmente, ya no hacía la merienda, pero me tiraba toda la tarde con una gran sensación de pesadez que me molestaba sobre manera para hacer mi trabajo, y eso que era sentado…

En cuanto acaba de trabajar, me iba lanzado a por mis amigos, reunión en mi casa o en casa de alguno, o cenita en la calle… sea como fuere, un picoteo antes de cenar no te lo quita nadie, algo así como un par de mini hamburguesas que te ponen de tapa con cada coca light, eso sí nunca la he tomado con azúcar porque no me gustaba, no era una cuestión de calorías, o unos frutos secos a unas patatas…

En la cena, pues cabía de todo, desde ir a McDonald, hasta comerte un pizza familiar, todo muy sano, vamos… y por supuesto hasta reventar, después sofá y partida de play 3 con algo dulce, hasta la hora de irse a casa y… Sí aunque os parezca un horror, llegaba ansioso, abría una fiambrera con chacina y me metía varias lonchas mientras cortaba pan a pellizcos, normalmente con una cocacola light y como no, el postre dulce que no falte, he llegado a comerme un kitkat en la cama, justo antes de dormir y eso no es lo peor, lo peor era que no me levantaba a lavarme los dientes… era un sedentario.

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